Aconcagua: cambio de planes a 7,000 mts de altitud

 'No es la especie más fuerte la que sobrevive, tampoco el más inteligente. Es aquel que se adapta mejor al cambio'. Charles Darwin

 "Los errores nos pueden costar muy caros"

Hoy en día, el mundo en el que vivimos, nos exige un cambio constante; la tecnología crece de manera exponencial, las oportunidades y las salidas laborales mutan constantemente. También lo vemos en los cambios generacionales. En menos de 100 años nos damos cuenta que hasta la forma de pensar ha evolucionado.

 Así como todo cambia, la naturaleza también lo hace. En uno de los ambientes en los que más trabajo, la alta montaña, las condiciones son muy variables. En este tipo de ambientes los cambios en el clima muchas veces son abruptos y requieren modificar los planes de manera inmediata. No solamente la situación meteorológica puede cambiar, las personas también lo hacen.

La hipoxia hipobárica en la altura (disminución de la presión parcial de oxígeno debido a baja presión) produce cambios a niveles fisiológicos con lo que, el humor de las personas se puede alterar. La falta de oxígeno hace que las emociones se sobrepongan a la razón. Esto puede llevar a tomar muy malas y apresuradas decisiones. Controlar eso, es posible gracias a la experiencia como así también, el pensar con la cabeza fría cuando se requiere. Los guías de alta montaña tenemos que ser especialistas en eso ya que los errores nos pueden costar muy caros.

 "Hay que tener un plan B siempre en la cabeza"

  En mi experiencia en el Aconcagua, es en el campo base donde se chequea con mayor detenimiento el pronóstico todos los días para ir viendo las fluctuaciones. Esto se hace ya que tanto los vientos como el clima mutan constantemente, tal es así que último día de estadía generalmente tomamos la decisión de subir a los campos de altura o seguir aguardando en el campo base para agarrar la ventana de buen clima. Ya en nuestro itinerario tenemos un día extra de cumbre justamente por este motivo. Si las condiciones cambian, el supuesto día de cumbre también.

 Hoy en día, gracias a la ciencia y tecnología, los pronósticos son más certeros. Igualmente no son ciencia exacta. Nos permiten realizar un plan para los próximos días, pero como todos sabemos, hay que tener un plan B siempre en la cabeza.

 

 "El objetivo principal es llevar a todos a salvo al campamento"

Nuestra profesión requiere que siempre tengamos que tener en papel y/o en la cabeza un plan de contingencia rápido y efectivo frente a cualquier cambio abrupto.

Comúnmente surgen imprevistos. Si bien se trata de controlar los factores de riesgo que están al alcance, pero siempre surgen algunos que hacen que el itinerario se modifique. A veces, es de acuerdo al grupo, a los individuos que lo componen; Otras, a los cambios en el ambiente en sí.

 No hacer caso a los indicios que nos da el mismo cuerpo y la naturaleza nos puede costar muy caro, incluso la muerte. Uno como guía siempre intenta cumplir el objetivo por el cual vinieron, pero, sin lugar a duda, si la situación implica un riego alto, se cambia inmediatamente el itinerario y a partir de ese momento, en nuestra cabeza, el objetivo principal es llevar a todos a salvo al campamento.

"enamorarse de un nuevo reto: llevar a los expedicionarios a sus casas nuevamente "

Así lo hizo el gran expedicionario Ernest Shackleton junto a la tripulación cuando en 1915, luego de darse cuenta de que no iba a ser posible cruzar la Antártida (objetivo inicial) tuvo que modificar el plan y enamorarse de un nuevo reto: llevar a los expedicionarios a sus casas nuevamente (nuevo objetivo). Aunque parezca simple pasaron más de 500 días en mar abierto y suelo antártico, con lo cual, la toma de decisiones fue crucial para la supervivencia. En caso contrario probablemente todos hubieran muerto en el intento.

En este tipo de trabajos un error puede hacer pasar un mal momento, pero la suma de los errores nos puede llevar a la muerte.

 

"El ya no tenía más agua. A mí me quedaba poca"

Hace 4 años en una expedición al Aconcagua (6962msnm) me enfrenté a una situación difícil a causa de no decidir correctamente.

Eran las 2 de la mañana en el Campamento Nido de cóndores (5500 msnm). Como de costumbre, prendimos los calentadores para empezar a calentar el agua y preparar los desayunos. Hacía frío pero se veía un día de cumbre prometedor.

Luego de tener el agua caliente, les pedimos los termos a los clientes y los llenamos para que puedan desayunar en sus carpas. Preparamos quesadillas, budín entre otras cosas y luego se lo llevamos a las carpas. Ya a las 4 de la mañana todos estábamos listos para salir. Nos dimos un abrazo deseándonos lo mejor entre nosotros y empezamos a caminar.

Todo venía bien hasta que a unas 2 hs de la cumbre, uno de ellos, se empezó a marear. La falta de oxígeno a esas alturas hace que a uno le cueste moverse y a veces, coordinar los movimientos, se hace difícil. Cuando lo veo así, decido inmediatamente descansar en el lugar. Tomó agua, comió unas barras energéticas y seguimos a un ritmo lento. Después de eso se recuperó bastante bien.

Llegamos a la cumbre 15:30 hs. A esta hora ya es recomendable ir bajando para llegar de día al campamento. Nos abrazamos, disfrutamos de las vistas imponentes y empezamos a bajar.

Al estar tan cansado se le hacía difícil coordinar los movimientos. Dejé que caminara un poco más, pero llego un punto en el que decidí colocarle una cuerda en la cintura para evitar que se tropezara. En estos lugares una caída puede ser muy peligrosa.

Bajábamos pero muy lento, estaba exhausto. En un instante se cae y rápidamente lo sostengo con la cuerda para evitar que se resbale por la ladera. Sentado me dice, no quiero bajar más. Luego de insistirle de que la única opción era descender por nuestros propios medios volvió a caminar. Al rato tropieza nuevamente y me repite las mismas palabras. Miro sus ojos y estaba perdido.

Inmediatamente agarro el botiquín de primeros auxilios y saco una ampolla de dexametasona inyectable, la calenté un poco y se la coloqué en el muslo con el pantalón puesto. Seguimos caminando, ya eran las 6 de la tarde y todavía nos encontrábamos a los 6600 m.

El ya no tenía más agua. A mí me quedaba poca. Le convide un poco de la mía y seguimos. Era muy probable que nos agarrara la noche bajando. La situación seguía muy similar, no veía una mejora en su persona, la última alternativa que tenía era colocarle el tubo de oxígeno y fue lo que hice. Ya para estos momentos estaba muy exhausto. Pero el efecto del oxígeno se vio rápidamente en su coordinación al caminar. Al ver eso sentí una sensación de alivio. Ahora quedaba llegar al campamento sanos y salvos. Después de 4 horas lo logramos pero ya eran las 11 de la noche. Lo más importante era que él se encontraba bien.

En este caso llegamos bien, pero hay a veces que el decidir bajar a la persona antes de que empeore es crucial ya que unos pasos más para llegar a la cumbre pueden transformarse en una catástrofe en la bajada.

 Así como he vivido situaciones difíciles he aprendido mucho de estas. Mi mayor consejo para alguien que quiera realizar cualquier desafío en un ambiente natural es que respete el mismo y esté dispuesto a cambiar su propio plan las veces que sea necesario e incluso el objetivo en sí, si el peligro es inminente. La naturaleza siempre estará ahí, esperándonos para darnos otra oportunidad cuando estemos listos.

Sebastián Spinelli

(Autor Invitado)

Muchas gracias Sebastián Spinelli por compartir tu experiencia en EXPLORARIS

Sebastián Spinelli es guía profesional de montaña en el Aconcagua y rescatista en Luján de Cuyo en Mendoza, Argentina. Comenzó su vida de montañista con apenas 12 años de edad, y actualmente lleva en su experiencia 10 cumbres al Aconcagua a 6962 mts de altura. 

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