Más allá de la cima: El espíritu indomable de las hijas del Aconcagua


 

"La experiencia trascendió la propia montaña, que se convirtió a la vez en el mejor aliado y un enemigo letal. Descubrí los límites de mi fuerza como nunca antes. La expedición fue una oportunidad para aprender sobre la formación de un desafío colectivo, superar obstáculos, la generosidad, el compromiso y la camaradería. Sin este grupo de compañeras de apoyo, risas, conversaciones y bailes, no lo habría logrado. El nivel humano de nuestro grupo fue esencial." (Astrid Garcia - Presidente 'Montañeras Adebán)

 

 

En medio de la belleza austera y el terreno implacable del Aconcagua, se desplegó una historia que trascendió las barreras de edad y género. Es un relato no solo de conquista sino de transformación, resiliencia y el poder de la unidad. Esta es la saga de diez mujeres del club aragonés 'Montañeras Adebán', cuyo viaje a la cima del Hemisferio Occidental se convirtió en un faro de empoderamiento y camaradería. Su odisea es un testimonio de la creencia de que las montañas, en su majestuoso silencio, no discriminan.

El llamado de la montaña

 

La historia comenzó con un sueño, una visión compartida entre diez mujeres, con edades que van de los 50 a los 74 años, de estar en la cima del Aconcagua. Esto no fue simplemente un ascenso; fue un desafío contra los estereotipos que buscaban definir lo que podían lograr. "Todas aprendimos, incluido nuestro guía. Partimos como una y regresamos siendo otra”, reflexionarán más tarde sobre su transformación.

Un viaje forjado en la unidad

Su expedición fue la culminación de seis meses de preparación, un testimonio de su compromiso inquebrantable. Uniéndose en caminatas a través de los Pirineos, estas mujeres forjaron un vínculo tan fuerte como las montañas que aspiran a escalar. Guiadas por la experimentada Marta Alejandre, partieron desde Mendoza, enfrentando las adversidades de la naturaleza con un espíritu que no se dejaría intimidar.

 

La temporada fue implacable; la tasa de éxito para alcanzar la cima había caído a un mero 30% debido a las duras condiciones climáticas. Sin embargo, estas montañistas enfrentaron cada desafío con una determinación inquebrantable. "No éramos turistas; éramos montañistas", proclamaron, una declaración de su espíritu inminente.

 

Mientras el grupo enfrentaba vientos de fuerza huracanada en Plaza de Mulas, su resolución fue puesta a prueba. Sin embargo, en medio de la incertidumbre, surgió una ventana de oportunidad: una chance de dos días para la cima. Fue un ascenso final agotador, pero la solidaridad del grupo las impulsó hacia adelante.

 

 La cima: Un momento de gloria eterna

 

El 19 de enero de 2024, al amanecer, tres mujeres, junto con su guía, avanzaron hacia la cima. Cada paso fue una batalla contra el aire enrarecido, pero sus corazones estaban ligeros con la carga de sueños y esperanzas. Amelia, la mayor entre ellas, alcanzó los 6400 metros, presenciando un amanecer que fue un presagio de su triunfo inminente. "Me sentía bien... pero sabía que mi cuerpo estaba luchando, y quería descender en mis propios términos. Éramos responsables", recordó, sus palabras resonando el ethos de su viaje.

 

Al alcanzar la cima, las lágrimas y abrazos no fueron solo por las alturas físicas que habían conquistado, sino por las barreras que habían derribado en el camino. Dejaron atrás un mensaje de paz, encarnado por la nota de Amelia, un testimonio de su espíritu indomable.

 

Ecos de la montaña

Las mujeres de 'Montañeras Adebán' regresaron del Aconcagua con más que solo recuerdos. Trajeron de vuelta una narrativa de empoderamiento, una demostración de que la edad y el género son sólo construcciones cuando se trata de la capacidad del espíritu humano para lograr. Su historia es un llamado, un testimonio del poder de los sueños, la unidad y la incesante búsqueda de la propia cima.

 

En su viaje, no solo escalaron una montaña; movieron las montañas de prejuicio y limitación, dejando huellas que inspiran a generaciones venideras. Esta no es solo la historia de diez mujeres y una montaña;

Es una narrativa del espíritu humano, una saga sobre conquistar no solo las cumbres de la tierra sino también las cimas que nosotros mismos creamos.

"Para cualquier mujer que sueñe con una empresa así, no dejes que se te escape. Abraza la experiencia sin culpa. Permítete el placer de enfrentarse a una montaña o una experiencia que sacuda tu vida cotidiana, que encienda una chispa en tu rutina, y si es posible, compártelo con otras mujeres." (Astrid García)

 

En el Corazón de la Montaña: Un Relato de Amistad y Sacrificio

Alto entre las nubes, donde el aire es escaso y el mundo parece vasto e infinito, se desarrolla la historia de Carmen y Elena, una narrativa que se adentra profundamente en la esencia del montañismo, revelando que la verdadera cima no reside en la altura alcanzada, sino en la profundidad de los lazos humanos y la fuerza de la solidaridad.

El Preludio de una Decisión Pivotal

Fue en el undécimo día, en medio de la rugosa belleza del Aconcagua, que el destino intervino en el viaje de dos mujeres, unidas por la amistad y un sueño compartido. Elena Elipe, una montañista experimentada de Valencia, y su compañera elegida, Carmen, se enfrentaron a un punto de inflexión. Una repentina lumbalgia atacó a Elena, dejándola incapaz de continuar el ascenso. La condición, un duro recordatorio de la imprevisibilidad de la montaña, dejó temporalmente fuera de juego a una de las escaladoras más experimentadas de la expedición.

 

Carmen, al ver la lucha de su amiga, se encontró en una encrucijada. La decisión que estaba a punto de tomar reflejaría el verdadero ethos de su viaje. Elena, siempre un pilar de fortaleza, había asegurado previamente a Carmen su apoyo incondicional, dispuesta a ajustar su ritmo para asegurarse de que ambas pudieran avanzar juntas. Ahora, los roles se invertían, y era Carmen quien se encontraba dispuesta a devolver el favor.

 

Una Elección Arraigada en la Lealtad

"Después de mucha deliberación, he decidido que debo (y quiero) quedarme con ella", expresó Carmen, sus palabras resonando con el peso de la decisión. Esta elección no se tomó a la ligera, sino con un profundo entendimiento de lo que su expedición verdaderamente representaba. Era más que simplemente conquistar una cima; era estar al lado del otro, en momentos de fuerza y vulnerabilidad por igual.

 

Su plan de ascender a Nido de Cóndores al día siguiente con un guía local, si la condición de Elena mejoraba, simbolizaba la esperanza. Sin embargo, eran plenamente conscientes de que esta decisión efectivamente ponía fin a su búsqueda de la cima. "Asumo que mis posibilidades de alcanzar la cumbre se eliminan con esta decisión", reconocía Carmen, pero su convicción permanecía inquebrantable.

"Creo que una amiga vale más que una montaña." (Carmen González-Meneses)

 

Las montañas, en su silenciosa majestad, son testigos de la fortaleza del espíritu humano, la belleza del compañerismo desinteresado y la cima incomparable que se encuentra en las profundidades de la amistad.

Este es el legado de Carmen y Elena: una historia de amistad inquebrantable, sacrificio y la verdad innegable de que, en efecto, un amigo vale más que una montaña.

 

 

 Gracias Montañeras Adebán por compartir vuestra aventura y fotos con Exploraris.


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